“Según cuentan los abuelos, este puente se hizo desde la época de los Inkas hace 600 años; por aquí caminaban llevando sus productos de sus cultivos y cargando sus llamas y alpacas.” – Eleuterio Ccallo Tapia
Los Inkas irguieron el puente Q’eswachaka con trenzas de q’oya para poder destruirlo tras cruzar el río Apurimac. Ahora, el puente es reconstruido anualmente por miembros de cuatro comunidades quechua: Huinchiri, Chaupibanda, Choccayhya y Ccollana Quehue, quienes trabajan en conjunto para mantener viva la tradición del Q’eswachaka. El trenzar de sus cuerdas simboliza la constante relación de las comunidades con sus tradiciones.
Construyendo el Q’eswachaka
Cada junio, cuatro comunidades quechua se reúnen para reconstruir el Q’eswachaka. Primero le piden permiso a la Pachamama para luego recoger las sogas de q’oya trenzadas por mujeres y niñas. Los chakarauwaq (ingenieros) amarran las sogas y dejan caer el viejo puente para iniciar el tejido. Al finalizar, las comunidades le dan gracias al Apu Q’eswachaka (espíritu de la montaña).
Tradiciones y celebraciones
Para cada proceso de construcción los Chakarauwaq tienen que hacer un pago a los apus (espíritus de la montaña) con ofrendas que incluyen hojas de coca, papas y maíz. Al terminar el puente dan gracias tocando música y compartiendo chuñu phasi (papas deshidratadas) y chicha (bebida de maíz).