Se utilizaron varios formatos de presentación durante el programa. Cada uno produjo una experiencia diferente de interacción entre los artistas y el público. El escenario de “Al son que me toquen” fue el más grande. Construido alrededor de una gran pista de baile, fue escenario de presentaciones de música, baile y circo, además de conciertos nocturnos. El escenario de “El Rumbiadero” era más pequeño, idóneo para clases y talleres interactivos dedicados a la música y al baile. El escenario para narraciones “Me contaron los abuelos” se instaló en medio del área de demostración de las artesanías y logró integrar participantes de los diversos ecosistemas y de los otros programas del Festival en conversaciones más íntimas. En el área de “El saber de los sabores” se presentaron tradiciones culinarias dentro de una cocina como a la intemperie.
Además las bancas y pequeñas mesas ubicadas por todo el espacio daban ocasión a conversaciones informales, juegos o simplemente permitían la convivencia. El concepto de diseño del Festival (ver Diseñando el Festival) apoyó con su estructura la temática de los diferentes espacios de presentación.
Veinte presentadores bilingües enriquecieron las presentaciones. Presentaron a los participantes, identificaron los temas centrales del programa y añadieron información suplementaria para dar marco de referencia y contexto a las presentaciones. Tambiéln dirigieron talleres narrativos y suplementaron las demostraciones artesanales con sus explicaciones, haciendo traducciones según necesario.