Sentada frente a una vasija de metal, Yaneth Tanimuka mezcla con gran agilidad una arcilla azulosa que viene del río Miriti en la región Ácima del Amazonas con ceniza y agua. Yaneth pertenece al pueblo Tanimuka de Colombia y habla tres idiomas indígenas además del español, aunque en el festival se comunica en inglés a través de un intérprete contando la historia de su cerámica y explicando el proceso de diseñar, moldear y hornear cada pieza.
Todo comienza con la arcilla. Lo primero es recoger el sedimento de la parte más seca del cauce del río cuando su nivel está bajo. Luego se utiliza la corteza del árbol kawé que se quema, produciendo ceniza. Se combinan ambos ingredientes, mezclados por manos diestras con agua para producir la consistencia perfecta, suave y maleable, para formar una arcilla llamada pukape.
Lista la arcilla, Yaneth toma un puñado en sus manos, forma una pelota con movimientos circulares y comienza con sus pulgares a crear la forma de una pequeña olla. Luego de moldear y trabajar la arcilla la pieza toma forma en miniatura. Yaneth toma otro puñado, forma otra pelota y la frota entre sus manos formando una hebra delgada. Esta se coloca al borde de la ollita presionando para unir ambas piezas, explicando que de esta forma se puede elaborar ollas de cualquier tamaño. Las ollas más pequeñas, con capacidad de alrededor de dos galones, toman como una hora y las más grandes, hasta del tamaño de una persona adulta, pueden tomar un día entero.
Las ollas moldeadas se ponen al fuego al aire libre: una hora para las ollas pequeñas y hasta un mes para las muy grandes. Para lograr que la pieza sea impermeable, Yaneth explica que usa como leña una madera húmeda para producir un humo que sella la olla con un vidriado oscuro. Si las ollas no necesitan ser impermeables, se utiliza una madera seca. Las ollas se ponen a secar al aire varias semanas. Con uso diario estas ollas pueden durar de uno a dos años. Con uso más limitado pueden durar décadas.
Hace cien años era común usar esta cerámica para cocinar alimentos como el pescado, la yuca, sopas, etc., en toda la región. A medida que ha crecido la influencia de las culturas occidentales, las ollas de metal han tomado su lugar. Sin embargo, Yaneth explica que hay gente como su madre, dedicadas a enseñarles a las mujeres del área a continuar estas tradiciones. A pesar de que no se usan con tanta frecuencia como las de metal, son populares con los turistas, y así perdura la tradición.