Gracias a su profundo sentimiento de pertenencia al lugar, los catalanes siempre han expresado su creatividad mediante diversos métodos tradicionales de construcción.
Desde el siglo IX, cuando surgieron las leyendas de la Virgen de Montserrat conocida popularmente como La Moreneta, los catalanes han cultivado y celebrado su relación con el paisaje y con las variaciones locales de su territorio. La Renaixença catalana exaltaba las virtudes de todo lo que tuviera que ver con el mundo rural. Lo que comenzó como unas excursiones de intelectuales para conocer diversos paisajes de primera mano se convirtió en expediciones científicas y culturales. Con el paso del tiempo, grupos organizados de excursionistas aficionados comenzaron a visitar periódicamente cada rincón de su geografia. Aún hoy los jóvenes participan en excursiones y acampadas en Cataluña con el movimiento de los exploradores y otras asociaciones excursionistas.
Este profundo sentimiento de pertenencia también se manifiesta en la apreciación por los métodos tradicionales de construcción locales. La mampostería de piedra seca tiene una larga tradición, a pesar de sus orígenes humildes como un oficio vinculado a los agricultores que necesitaban lugares económicos para guardar las herramientas y el agua. Desde la época de los romanos, las bóvedas catalanas de ladrillo plano se han utilizado para crear techos arqueados. Conocidos por trabajar con los arquitectos modernistas, los gremios de albañiles siguen enseñando esta importante técnica arquitectónica.
Los modernistas también aplicaban esta exuberancia decorativa en la técnica del trencadís, los mosaicos hechos a base de azulejos rotos tan característicos de las últimas obras de Antoni Gaudí. Estos esfuerzos creativos hicieron aflorar nuevas muestras de riqueza, orgullo nacional y creatividad sin fin para crear un estilo original y moderno que combina el uso de materiales locales y hechos a mano con el uso de materiales innovadores.
Hoy en día los artesanos transmiten estas técnicas a sus aprendices, quienes ayudan a restaurar los cientos de edificios modernistas con casi dos siglos de antigüedad que aún definen una buena parte del paisaje urbano de Barcelona y de otros pueblos y ciudades de Cataluña.
REGIONES
Los Pirineos
Los Pirineos, una cordillera que hace de frontera natural con Francia, se caracterizan por picos altos y numerosos lagos y ríos. Estos profundos valles han albergado pequeñas comunidades como el Vall d’Aran, donde se mantiene viva la lengua occitana. Las nevadas proveen agua durante el invierno para toda Cataluña, pero hacen que el comercio con el norte sea un reto desafiante. Estas montañas ofrecen tierras de pasto, madera, piedra y otros materiales naturales a la gente de la llanura desde tiempos inmemoriales.
La costa Mediterránea
Con cientos de kilómetros de litoral, Cataluña ha mirado hacia el este en busca de alimento, comercio y expansión.
Cataluña siempre ha mirado hacia el este para abastecerse de alimentos, comerciar y expandirse. El mar Mediterráneo ofrece una gran variedad de pescado y marisco, ingredientes típicos de la cocina catalana. Por ejemplo, para hacer un arròs negre (arroz negro) se utilizan calamares y su tinta para aromatizar el arroz que hace miles de años que se cultiva en el delta del Ebro.
En la Edad Media, los catalanes empezaron a comerciar con las Islas Baleares y algunas regiones de Italia, que más adelante conquistarían. Cuando pudieron invertir en el imperio español, también comenzaron a comerciar activamente con el Caribe. Todavía hoy, un género popular de canción tradicional es la habanera, que nos habla de los viajes por mar que hacían los marineros.
La vida rural
Las áreas rurales de Cataluña tienen diversos climas. Por ello se pueden producir una gran variedad de cultivos: uvas para hacer vino, aceitunas para hacer aceite, cereales para elaborar alimentos y una gran variedad de verduras. Las casas de campo llamadas masies eran el epicentro de la vida cultural rural y de la producción agrícola; tradicionalmente, una familia numerosa vivía y trabajaba junta en estas propiedades, que normalmente tenían un espacio de trabajo en la planta baja o en un lateral. En los últimos años, muchas de estas masías se han convertido en alojamientos de turismo rural o en segundas residencias para los habitantes acomodados de las ciudades.
CONSTRUCCIONES TRADICIONALES
Trencadís: el arte de decorar con azulejos
La técnica del trencadís, que popularizaron Antoni Gaudí y otros arquitectos modernistas catalanes, consiste en crear mosaicos a partir de fragmentos de azulejos y piezas de cerámica. Gaudí utilizó mucho esta técnica, que consiste en aplicar fragmentos de azulejos en las formas ondeadas que tienen la mayoría de sus edificios, como la basílica y el templo expiatorio de la Sagrada Familia. Una buena parte de los mosaicos de Gaudí los creó Lluís Bru i Salelles, que enseñó este oficio a sus hijos. Uno de ellos fue el maestro de Livia Garreta, una artista del trencadís que participará en el Folklife Festival 2018.
Piedra seca: mampostería de piedra seca
Esta popular técnica de construcción tradicional consiste en hacer encajar piedras de varios tamaños para construir paredes, pozos y otras estructuras sin necesidad de utilizar ningún tipo de mortero para unirlas. La piedra se trabaja en diversos grados, según cada necesidad de construcción específica. Si bien las paredes rurales se pueden levantar sin transformar mucho la piedra, para construir un edificio rústico para guardar herramientas o la cabaña de un pastor hay que prestar más atención a la forma de las piedras. Antiguamente, las comunidades rurales tenían gente que dominaba bien este oficio y hoy en día los albañiles profesionales, que también pueden crear otros tipos de estructuras, normalmente lo dominan.