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Estableciendo vínculos entre comunidades a través del intercambio cultural

De Gina Watkinson

Dora Flor Alba Briceño.
Dora Flor Alba Briceño.
Foto de Gina Watkinson

Durante mi pasantía en el Instituto de Verano en Antropología de Museos del Smithsonian (SIMA, por sus siglas en inglés), recibí una invitación para participar como voluntaria en el Folklife Festival para aprender sobre las técnicas del tejido de canastos y para interactuar con los artistas que presentaban su arte y con el público. Pasé un día con Dora Flor Alba Briceño, tejedora de canastos del Altiplano Andino de Colombia. Ella fabrica canastos utilizando el junco que crece en abundancia a la orilla del Lago de Fúquene. Aprendió el arte de tejer de su abuela y se lo ha enseñado a sus hijas y nietas. Dora Flor ha sido reconocida por su excelente trabajo y ha recibido muchos premios.

En el Festival, Dora exhibió a través de fotografías que trajo de Colombia, una de sus espectaculares piezas. La foto muestra un gran canasto, de una altura de por lo menos tres metros, comisionado para un desfile en su comunidad. Muchas de las personas que llegaron a conocerla en el Festival se quedaron asombradas y llegaron a apreciar mejor sus habilidades y talento como tejedora. Durante el tiempo que acompañé a Dora, ella fabricó tres canastos mientras cautivaba a un público de todas edades con el hábil movimiento de sus manos y su magnífica sonrisa. Dora invitaba a los niños a participar mostrándoles como hacer los nudos y dándoles oportunidad de practicar. Parte del público optó por permanecer con ella hasta que terminara un florero enorme.

Dora Flor Alba Briceño fabricando una canasta.
Dora Flor Alba Briceño fabricando una canasta.
Foto de Gina Watkinson

Además de lo que pude aprender ayudando a Dora Flor, también logré aprender mucho del público que le llegaba. Muchos de los visitantes al Folklife Festival hablaban español y tuvieron la amabilidad de traducir a Dora Flor para el beneficio de los que no entendían el español. Algunos se identificaban de origen colombiano compartieron impresiones sobre las comunidades donde habían vivido, las diversas culturas de la región y el ambiente socio-político. El ambiente del Festival se prestó para estimular conversaciones e intercambios sobre temas culturales logrando un diálogo enriquecedor entre el público y los artistas. No dudo que estas interacciones con los participantes colombianos, ya sea observando las producciones artísticas, jugando juegos tradicionales o simplemente entablando conversaciones, generó nuevas percepciones sobre Colombia y sobre el mundo en el que vivimos.

Al concluir un largo día, ya afónica por tanta conversación, salí del Festival con un nuevo concepto de lo que es Colombia y de las tradiciones culturales de su gente, además de un mayor aprecio de nuevas formas de aprendizaje y de comunicación con la gente.

Para más información sobre Dora Flor Alba Briceño del Altiplano Andino de Colombia, haga clic aquí.

Gina Watkinson es estudiante de posgrado en el programa de Estudios Indigenistas Americanos de la Universidad de Arizona. Forma parte de un grupo de doce estudiantes que sirvieron de asistentes a los artistas del Festival como parte del Instituto de Verano en Antropología de Museos del Smithsonian (SIMA, por sus siglas en inglés), un programa auspiciado por el Departamento de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian.


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